…decir que es URGENTE e IMPORTANTE la formación de líderes confiables, no es un llamado de atención, es un imperativo universal.

Stephen R. Covey ha vendido más de veinticinco millones de ejemplares de sus libros, en treinta y ocho idiomas, y “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” fue nombrado el libro de negocios más influyente del siglo veinte.

En el último lustro del siglo XX, tuve la invaluable oportunidad de vivir una de las experiencias organizacionales más enriquecedoras que existen, la reingeniería del Banco de Crédito e Inversiones, cuyo líder tuvo la visión genial de comprender que un cambio tan radical requería de un cambio cultural, previo al nacimiento de la nueva imagen corporativa con su innovador soporte tecnológico. Para este proceso contrató la asesoría de Franklin Covey Leadership Foundation, marcando mi vida para siempre. Como participante primero, y luego como monitora del taller de los 7 hábitos de las personas altamente efectivas, protagonicé el cambio más asombroso que he experimentado en mi desempeño laboral: viví por dentro el cambio cultural que le da la vigencia hasta la actualidad, a este banco que orgullosamente, mantiene su propiedad en manos de capitales chilenos, compitiendo asertivamente en este globalizado y digital mundo de la banca privada.

Esta experiencia me motiva hoy a escribir estas líneas, ya que es precisamente nuestro presente, convulsionado, cambiante y dinámico, el que permite que las enseñanzas de Covey tengan más vigencia que nunca. Su éxito en los años noventa y la primera década de este siglo, radicó en la formación de buena cantidad de los líderes que hoy encabezan la mayoría de las empresas del Fortune 500.

Pero la dramática urgencia de mi llamado está dada ahora por la inmediatez, la globalidad y la dimensión de las implicancias que la cuarta revolución industrial está teniendo en nuestras vidas. Como dijo Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, “la cuarta revolución industrial no cambiará lo que hacemos, sino lo que somos”.

Y como el propio Covey afirmó muchas veces, aquí no hay recetas ni novedad alguna: simple y brillantemente lo que él hizo fue tomar “leyes naturales” tales como la responsabilidad, la integridad, la abundancia y la renovación, las organizó y las Covey en la Era Digitalcompartió. Y hoy, las quiero traer a nuestra escena digital, para revivir esta profunda vinculación del liderazgo con los principios, ahora, más que nunca de forma URGENTE, en pleno proceso de transformación tecnológica.

El liderazgo ha evolucionado en esta Era Digital. Hoy, se busca, se visibiliza, se forja y se acrecienta en las redes sociales, pero no mediante premeditadas jugadas tácticas, sino que fundamentando su “ser y su aparecer virtual” en principios.

“Lo que somos comunica más que lo que hacemos o lo que decimos”. Y en la era Digital, más que nunca antes en la historia, la comunicación lo es todo.

La comunicación es el espacio en donde se construyen las relaciones de poder, por eso, en esta era digital, la RED es el espacio de la comunicación en donde lo que allí no existe, simplemente no existe. Puede existir como relación individual, pero no existe como comunicación socializada, por lo tanto no existe para el mundo.

La tendencia mundial nos muestra que las personas leen cada vez menos textos escritos, y lo que puede llegar a capturar la mayor atención del público es la confianza que inspira una persona, y es su mensaje el que es leído. Los textos más leídos son aquellos que acompañan la imagen de un ser humano creíble, confiable, con acciones que demuestren su ética forjada en el carácter, y no simplemente una maqueta de líder con una personalidad construida por un comunity manager.

Precisamente, la crisis que se extiende por todo el mundo, sobre la legitimidad de la democracia y del sistema de partidos políticos, se fundamenta en la falta de credibilidad de los líderes, de los gobiernos, de los parlamentos. Las empresas invierten elevadas sumas en tecnología para aumentar su productividad, sin entender que el cambio cultural del equipo humano debe preceder a la transformación tecnológica y que líderes horizontales, que modelan con su propio ejemplo, que “aparecen genuinos” frente a los clientes internos y externos, pueden no sólo mejorar su productividad, sino que pueden llevar a la organización a trascender su propia misión y expandir su hegemonía a escala global. No es casualidad que, de las 5 empresas en su ordenamiento por valor de mercado del Fortune 500, las 4 primeras sean empresas TECH, cuya transformación cultural como organización ha dado paso a la incorporación de las herramientas ágiles, la caída de las jerarquías verticales, y las mesas de trabajo transdisciplinarias, en dónde la opinión de cada miembro de la organización, es valorada independientemente del cargo que ocupe. Apple, Alphabet, Microsoft y Amazon han formado imperios redárquicos, globalizados y poderosos, sobre los hombros de líderes con aro y pelo verde que creen en el valor de la colaboración y respetan las ideas de todos.

Covey era la Era DigitalEn 1996 los abonados a internet eran 40 millones de personas, en 2010 eran mil 600 millones. En este momento en el mundo hay 4.700 millones de usuarios conectados a internet. Si consideramos el número de países pobres con baja penetración tecnológica o la cantidad de bebés, debido a que la tasa de posesión de dispositivos inteligentes comienza a partir de los cinco años, esto quiere decir que casi el conjunto de la humanidad está conectada por móviles en estos momentos.

Por eso, decir que es URGENTE e IMPORTANTE la formación de líderes confiables, no es un llamado de atención, es un imperativo universal. El líder de la Era Digital debe SER confiable genuinamente, debe “aparecer” en el mundo virtual, desde su discurso, su acción y su consecuencia, ya que será inmediatamente validado o rechazado en función de su confiabilidad. La empresa que miente a sus clientes pagará las consecuencias.

Esta confiabilidad (carácter + competencia) se obtiene del trabajo en la ética del carácter, basada en principios, lo que conduce a la confianza, que es la base de las relaciones interpersonales efectivas.

¿Por qué el liderazgo en la Era Digital debe estar basado en principios?

En la era digital, la transparencia de la información instantánea y global al alcance de todos, posibilita una democratización real del ejercicio del poder. Efectivamente todas las personas, a través de las redes sociales, podemos validar o derrocar líderes, promocionar o destruir la legitimidad de un producto o servicio. Estamos permanentemente expuestos y observados por sensores con inteligencia artificial que capturan cualquier instante de nuestro qué hacer cotidiano, capturan información sobre nuestra conducta, gustos y preferencias, hábitos de consumo y experiencias relacionales de la gran mayoría de los usuarios de internet. La exposición es permanente y total, por lo tanto, la capacidad de los líderes de ser confiables, es su única garantía de éxito. Las empresas que no aceptan que el consumidor hoy es un prosumidor, cuya opinión vale más que su opción de compra, no sobrevivirá en este mercado transparente.

Ejercer el liderazgo desde la democracia digital, implica el reconocimiento absoluto del “no saberlo todo”. Cuando el líder reconoce en su equipo a “maestros” de los cuales puede y quiere aprender, pueden surgir diálogos y discusiones que enriquecerán el camino hacia los resultados.

Para lograr el compromiso, la creatividad y el esfuerzo del equipo, el líder debe lograr que las personas crean en él, además de estar realmente motivados y convencidos de trabajar en el propósito y la misión de la organización.

Esta misión tiene que trascender el único propósito del resultado que se logra a partir del trabajo eficiente del equipo, debe conectar a la gente con una meta que trascienda lo material, que aporte significativamente. El líder en la era digital debe ser capaz de mostrar el mundo como un lugar más cercano, más abierto y transparente, debe invitar al equipo a cometer errores como método de eficiencia, a innovar y aprender constantemente, mediante una colaboración efectiva y genuina, debe invitarlos a co crear un mejor mundo que surgirá del sinérgico aporte de todos, porque en el espacio del liderazgo digital no sobra nadie. O como decía Covey: “No hay nada que cree más vínculo entre las personas que el hecho de crear algo juntas”.

Y si encuentra que estoy soñando despierta, lo invito a mirar la escena desde el otro lado. Desde ese lado analógico, piramidal, industrial, opaco… “cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia…”

¿Alguien ha visto o escuchado, o se ha topado con las siguientes realidades en sus organizaciones… o las del vecino?

·      El líder hace saber a sus subalternos que no deben morder la mano que les da de comer. Debe impedir el error, ya que los errores cuestan dinero. De hecho cuando alguien comete un error, debe dudar de sí mismo y por supuesto, tratar de culpar a los demás, para evidenciar que el error no lo cometió solo.

·      Trabajo sin tener en mente ningún objetivo claro. Me dejo llevar por la opinión de los jefes, confío en la opinión de mis aliados cercanos, ya que ellos siempre me dicen lo que es correcto.

·      Hago primero lo más urgente. Lo que el jefe diga, aunque me saque de mi planificación.

·      Pienso en que si otros pierden, yo gano. Como líder, debo controlar el acceso a la información. Yo debo saber más que el resto. Eso me garantizará poder.

·      Procuro ante todo ser comprendido. Hago que los demás me escuchen. Cuando yo hablo, el resto calla. Nadie puede atentar contra mi autoridad, y si se atreven a pensar diferente, simplemente los hago entrar en razón porque yo soy el jefe y yo sé lo que hay qué hacer y cómo hay que hacerlo.

·      Si no puedo ganar, pacto, negocio, o hago creer al otro que cederé.

·      No veo por qué tengo que cambiar. Lo mejor es seguir empleando las fórmulas conocidas que me han dado resultado muchas veces. Para qué me voy a arriesgar escuchando nuevas propuestas, si mis más cercanos me dicen que el camino que he recorrido es el correcto. ¿Para qué voy a escuchar a aquellos que opinan diferente a mí?, ¿Para qué me voy a arriesgar a cambiar, si he tenido éxito con mi fórmula?

¿Y bien?… ¿Se sintieron identificados con alguna frase?

Si sabemos que este es el paradigma equivocado, y lo que es peor, sabemos que esta forma de liderar no sobrevivirá en esta Era Digital, ¿qué estamos haciendo para dejar este viejo paradigma y asumir el desafío del cambio?

¿Qué haremos con ese espacio de LIBERTAD que nace entre el estímulo y la respuesta?

Si la transformación digital está cambiando lo que somos, ¿seguiremos permitiendo que alguien más escriba nuestro destino?, ¿seguiremos priorizando lo urgente por sobre lo importante?

¿Seguiremos pensando en que los esfuerzos individuales harán la diferencia?

¿En qué lado de la escena eliges estar?

¿Transparencia u opacidad?

¿Redarquía o pirámide vertical?

¿Colaboración o competitividad?

¿Interdependencia o dependencia?

 

Abrir chat
¡Hola! ¿Necesitas ayuda?
Equipo Global Virtual Village
Hola 👋 ¿cómo puedo ayudarte?